NUESTRA CULTURA POLITICA
La mejor profesión en la República
Dominicana, para muchos desaprensivos, es la meterse a
político, como dice el vulgo; lo que les reporta pingues dividendos sólo comparables con los premios de una gran
tómbola.
A es modalidad de enganche hay quienes la conceptúan como parte de la Democracia, lo mismo
que confunden la libertad con el libertinaje y la politiquería con la política;
considerada como un Arte y una Ciencia, indistintamente.
Los politiqueros que usan la actividad más noble y digna de los hombres,
como sentenció nuestro patricio Juan Pablo Duarte, para escalar posiciones y
lucrarse del bien común, carecen casi siempre de la preparación real para
ocupar los cargos que, a la postre, se les asignan por su acentuado activismo;
lo que lo hace distorsionar su papel social, por el desconocimiento de las
funciones llamadas a desempañar por las
instituciones o en el cargo que podría ostentar.
Algo ha mejorado en el panorama con la creación del Ministerio de la Administración
Pública, pero aún es largo el trecho por recorrer en ese
sentido, pues entendemos que esta naciente institución lo que ha hecho hasta
ahora es levantarse como un gigantesco puente por encima de los males que
promueve el clientelismo, la compra de conciencia, la cultura del compadreo,
del amiguismo y el nepotismo, los vicios y la truculencias del poder, el
transfuguismo y la misma ineptitud de los incumbentes que resultan beneficiados
en los dichosos sorteos de la estructura estatal.
Esa cultura genera, por su ineficacia y niveles de improvisación, el atraso
y estancamiento del desarrollo institucional y económico del país, lo que
recicla día a día la retroalimentación compulsiva de los trastornos sociales
que se expresan en fuga de talentos y profesionales sin empleos, subutilización
de los mismos, viajes en yolas, delincuencia, violencia, engañifas, informalidad
laboral, especulación, robos, crímenes organizados, y todo tipo de deterioro
social y cultural.
Esta es la respuesta al porqué histórico de las cosas en nuestro país.
Consideramos que por el tipo de accionar político que practicamos deberíamos
cambiarle el nombre a algunas de las instituciones que rigen los destinos de la Nación: Congreso,
Ayuntamientos, Medios de Comunicación, Junta Central Electoral, entre otras.
Por Ignacio Guerrero
Democracia es el sistema político sustentado en la participación y
representación de todos los segmentos de la sociedad en las instancias donde se
toman las decisiones que emanan del poder.
Cuando se garantiza la libertad, la equidad, la igualdad y la justicia
social se constituye un régimen democrático.
Todavía en República Dominicana no
puede hablarse en términos concretos de una real democracia, pero a partir del
ajusticiamiento del tirano Trujillo, justo desde el año 1961, se ha avanzado un
poco en la búsqueda de la justicia.
En nuestro país, aunque parezca extraño, existe una mezcla de democracia y
aristocracia.
Existe democracia en el sentido de que se puede expresar el pensamiento e
ideas sin temor a ser apresado, exiliado, asesinado o aislado de las sociedad.
Es un sistema aristócrata, porque es sostenido por una clase dominante
privilegiada que gobierno tras gobierno ha disfrutado de los bienes y
riquezas de la nación, o sea, que los
gobernantes han estado al servicio de los grupos de poder social y económicos.
Cuando las riquezas sean distribuidas con equidad, equilibrio y con justeza
habrá una democracia real…
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