Por Juan Tomas Taveras
“La unión del pueblo es indispensable, como solución para cambiar radicalmente el sistema político podrido que nos corroe”
El Estado dominicano se fundamenta en los partidos y apandillados corruptos que tradicionalmente nos dirigen y mal administran la cosa pública, imponiendo su único objetivo de llenar sus bolsillos, sin tomar en cuenta la materia prima o esencia de la política “el bienestar de los ciudadanos, del pueblo o de todos los habitantes, que conformamos la sociedad y el Estado dominicano”, esa denegación de nuestros derechos y traición a lo que define la política, por parte de los políticos y aliados que dirigen nuestros sistema dañado, nos convierte en “un Estado al revés”.
“Un Estado al revés” porque desde su nacimiento se ha excluido a las grandes mayorías y se ha enfocado en beneficiar única y exclusivamente a los grupos de poder, que siempre han dirigido y disponen de los recursos; y que hasta hoy han convertido y mantienen el Estado dominicano en una asociación para fines de lucro particular, además depredando y dañando el medio ambiente, poniendo en riesgo nuestra subsistencia.
“Un estado al revés” porque el enfoque estratégico de las políticas públicas no están dirigidas a satisfacer las demandas y necesidades básicas de sus habitantes; penosamente no hay ni siquiera una satisfecha que podamos señalar.
“Un estado al revés” porque las instituciones y los incumbentes del Estado niegan la institucionalidad; los congresistas, el primer poder del Estado no representan a sus electores, no defienden ni respetan el estado de derechos, por el contrario son la principal amenaza al orden social. De la misma manera el gobierno y demás autoridades defienden el mal, protagonizan la corrupción y promueven la violación a la constitución, las leyes y la impunidad, siendo con ello la principal amenaza a la ética y la moral que impiden el desarrollo sano.
“Un estado al revés” porque los ciudadanos exigen que los funcionarios y servidores públicos cumplan la ley cuando son estos quienes deberían dar el ejemplo cumpliendo y exigiendo a los ciudadanos que la respeten. Las autoridades y servidores públicos se sirven de a quienes deberían servir.
Algunos ejemplos para ilustrar mejor: los gastos de educación son priorizados en la calidad de vida y negocios lucrativos de quienes dirigen el sistema, con sus asociados. La salud pública está privatizada, con sus grandes centros modernos al servicio de los que pueden pagar, una minoría. La justicia es injusta y la ley solo se aplica a los pobres. La seguridad pública y sus organismos solo sirven a los funcionarios, los ricos y al crimen. El llamado cuarto poder, la prensa y sus medios, las iglesias, los empresarios, organizaciones privadas y los sindicatos que debieran ejercer los poderes fácticos como contra peso, son la cola del primer poder, que en dominicana le corresponde al presidente “Monarca”. Los funcionarios honestos son excluidos, maltratados, ignorados y perseguidos; mientras los corruptos y aliados al crimen son premiados, ascendidos y protegidos. Igualmente pasa en el sector privado los honestos y los chiquitos, no tienen oportunidad. Y en la vida cotidiana y de manera jocosa, un gallo es el símbolo de una empresa lechera.
Cada quien siga el ejerció y agregue detalles que demuestran que vivimos en “Un Estado al revés”
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