De Manolo a Caamaño, de las Manaclas al Matúm
Por Félix Jacinto Bretón
Diciembre, para la generalidad de los dominicanos y dominicanas, es jolgorio, fiesta, bebedera y comedera. Es tiempo de Navidad y es normal que así sea: 24, Nochebuena, y 31, la despedida del año. A mi, sin embargo, “me da lo mismo que lo mismo da”, como acostumbra a decir Meli, una amiguita cubana. Nochebuena es cualquier noche para mi, si de comer y beber se trata, aunque no cuestiono ni critico quien lo quiera celebrar “a su manera”.
Para este humilde servidor este tiempo, más que de gozadera, es para recordar al 1J4, a Manolo, Las Manaclas, Francis y el Matúm. Miren por que lo digo: Este domingo se cumplieron 45 años del ataque de que fueron victimas los constitucionalistas –con el Coronel de Abril a la cabeza- cuando se encontraban en esta ciudad, el 19 de diciembre de 1965.
Mientras que, el 21 de diciembre de 1963, es decir un día como este martes, caían en Las Manaclas -San José de las Matas- los guerrilleros que se sublevaron junto a Manuel Aurelio Tavarez Justo (Manolo) para exigir, con las armas en las manos, el retorno del profesor Juan Bosch al poder.
Estamos en navidades, es verdad, pero hay que ser agradecidos y agradecidas con los héroes y heroínas que dejaron todo atrás, incluyendo familias y bienes, para entregar su sangre y su vida por la libertad y la democracia de nuestro pueblo.
El pasado domingo estuvimos en Santiago Rodríguez, rindiéndole un justo y merecido homenaje a Francisco Bueno Zapata, uno de los guerrilleros que cayó con Manolo, y a Napoleón Méndez (Polón), este estuvo en la montaña pero logró salvar su vida. Falleció de un infarto hace apenas meses. El acto, organizado por la Fundación Testimonio, fue sumamente emotivo. Hubo representantes de muchos pueblos.
Por otro lado, la llamada “Batalla del Matúm” acaba de cumplir 45 años este domingo. Francis Caamaño vino -con parte de sus seguidores- a recordar los seis meses del asesinato del coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez. Después de una misa en La Altagracia, fueron al Cementerio de la 30 de marzo -a depositar una ofrenda floral- y allí fueron atacados por fuerzas enemigas.
Caamaño y sus hombres se atrincheraron en el Hotel Matúm, donde resistieron con heroísmo, como lo habían hecho en Ciudad Nueva, el ataque de las fuerzas militares hasta que llegaron las tropas interventoras. Un acuerdo permitió la salida de los constitucionalistas hacia Santo Domingo. Con motivo de la fecha hubo un acto frente al Hotel para recordar estos episodios auspiciado por la Fundación Caamaño, que dirige aquí Minerva López, y otras instituciones patrióticas.
Diciembre, también, me huele a Manolo porque el día 21 de este mes pero en 1963, caía “de cara al sol” en Las Manaclas, este indómito y valiente montectristeño junto a otros 14 aguerridos dominicanos. Manolo y su gente sabían que se jugaban la vida al marcharse “a las escarpadas montañas de Quisqueya para mantener encendida la llama augusta de la libertad”. Pero no hubo ni miedo ni arrepentimiento. Admiro y valoro este valiente decidido y noble gesto.
Es por esto que, al inicio de esta Trinchera, afirmo que estos días para mí, más que de celebración, de gozadera, de comedera, son para recordar a Caamaño, a Manolo y los demás mártires de la patria que entregaron lo más valioso del ser humano, sus vidas generosas, para que viviéramos en democracia y libertad. Ellos nos inspiran para seguir la lucha por un país y un mundo mejor ¡Seguimos en combate!
Por Félix Jacinto Bretón
Diciembre, para la generalidad de los dominicanos y dominicanas, es jolgorio, fiesta, bebedera y comedera. Es tiempo de Navidad y es normal que así sea: 24, Nochebuena, y 31, la despedida del año. A mi, sin embargo, “me da lo mismo que lo mismo da”, como acostumbra a decir Meli, una amiguita cubana. Nochebuena es cualquier noche para mi, si de comer y beber se trata, aunque no cuestiono ni critico quien lo quiera celebrar “a su manera”.
Para este humilde servidor este tiempo, más que de gozadera, es para recordar al 1J4, a Manolo, Las Manaclas, Francis y el Matúm. Miren por que lo digo: Este domingo se cumplieron 45 años del ataque de que fueron victimas los constitucionalistas –con el Coronel de Abril a la cabeza- cuando se encontraban en esta ciudad, el 19 de diciembre de 1965.
Mientras que, el 21 de diciembre de 1963, es decir un día como este martes, caían en Las Manaclas -San José de las Matas- los guerrilleros que se sublevaron junto a Manuel Aurelio Tavarez Justo (Manolo) para exigir, con las armas en las manos, el retorno del profesor Juan Bosch al poder.
Estamos en navidades, es verdad, pero hay que ser agradecidos y agradecidas con los héroes y heroínas que dejaron todo atrás, incluyendo familias y bienes, para entregar su sangre y su vida por la libertad y la democracia de nuestro pueblo.
El pasado domingo estuvimos en Santiago Rodríguez, rindiéndole un justo y merecido homenaje a Francisco Bueno Zapata, uno de los guerrilleros que cayó con Manolo, y a Napoleón Méndez (Polón), este estuvo en la montaña pero logró salvar su vida. Falleció de un infarto hace apenas meses. El acto, organizado por la Fundación Testimonio, fue sumamente emotivo. Hubo representantes de muchos pueblos.
Por otro lado, la llamada “Batalla del Matúm” acaba de cumplir 45 años este domingo. Francis Caamaño vino -con parte de sus seguidores- a recordar los seis meses del asesinato del coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez. Después de una misa en La Altagracia, fueron al Cementerio de la 30 de marzo -a depositar una ofrenda floral- y allí fueron atacados por fuerzas enemigas.
Caamaño y sus hombres se atrincheraron en el Hotel Matúm, donde resistieron con heroísmo, como lo habían hecho en Ciudad Nueva, el ataque de las fuerzas militares hasta que llegaron las tropas interventoras. Un acuerdo permitió la salida de los constitucionalistas hacia Santo Domingo. Con motivo de la fecha hubo un acto frente al Hotel para recordar estos episodios auspiciado por la Fundación Caamaño, que dirige aquí Minerva López, y otras instituciones patrióticas.
Diciembre, también, me huele a Manolo porque el día 21 de este mes pero en 1963, caía “de cara al sol” en Las Manaclas, este indómito y valiente montectristeño junto a otros 14 aguerridos dominicanos. Manolo y su gente sabían que se jugaban la vida al marcharse “a las escarpadas montañas de Quisqueya para mantener encendida la llama augusta de la libertad”. Pero no hubo ni miedo ni arrepentimiento. Admiro y valoro este valiente decidido y noble gesto.
Es por esto que, al inicio de esta Trinchera, afirmo que estos días para mí, más que de celebración, de gozadera, de comedera, son para recordar a Caamaño, a Manolo y los demás mártires de la patria que entregaron lo más valioso del ser humano, sus vidas generosas, para que viviéramos en democracia y libertad. Ellos nos inspiran para seguir la lucha por un país y un mundo mejor ¡Seguimos en combate!
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