GOLPE DE ESTADO, ANARQUÍA Y REVOLUCIÓN
EN UN PAÍS SEDIENTO DE JUSTICIA
Por: Iván Carvajal
Dulce y decoroso, para un
ensayista del lápiz, es tratar de construir poemas épicos acerca de cualquier episodio
histórico que haya acaecido en pro de una comunidad o nación para beneficio de
la mayoría de una determinada época.
Para esta ocasión, 24 de abril,
al conmemorarse un nuevo aniversario de aquella bélica epopeya en donde la
bizarría del mulato de aquí dío una hercúlea demostración ante el mundo del valor que cada hijo de esta
media isla atesora en su interior que, adherido con el de su hermano de lucha y
de vicisitudes, sin pensarlo dos veces mancomunó su aboriginezca energía a la
de su coterráneo congénere para hacerle frente a la maldita fuerza interamericana
de paz conformada por 42 mil marines que habían sido enviado por el pentágono
para sofocar la rebelión “Comunista” que surgía en Santo Domingo a causa de la
crisis socio-política que sacudía al país por aquel Golpe de Estado perpetrado
por los reaccionarios que diferían de Juan Bosch en el 1963.
Es meritorio que la actual generación
entienda que el primer sistema de ensayos democráticos, después de los
gobiernos de Mon Cáceres y de Horacio Vásquez, fue el de Don Juan Bosch y, a
éste, los facinerosos que merodean por los pasillos del palacio nacional, le asestaron
un Golpe que todavía repercute en la conciencia de los que con pesar nóstalgico
recuerdan aquel vil y antagónico acontecimiento como el más letal que se le
haya dado a pueblo alguno que trataba de encauzar su accionar público por la
vía del consenso democrático pero… al parecer los conjurados que propiciaron el
susodicho golpe se creen que el PALACIO NACIONAL es un legado que el
“venerable” JEFE dejó como recuerdo para que jamás se olvidasen de él y de su
infame odisea. En ese sombrío y funesto torbellino de compleja contradicciones
cívicas y militares, emerge el cristalino régimen de Juan Bosch entonces la
antorcha del P.R.D.; 7 meses después es vilmente apuñalado, cual César de la
legendaria Roma, por los sicarios que se autoproclamaban como redentores de una
nueva membresía de feligreses que desconocía las argucias de estos personajes que
hacían alardes de un civismo que solo es proyectado por sujetos de dudosa
reputación, esta es la baratija de mercancia que los defensores del pueblo
denominan como: MISANTROPO; esta peste es más fuerte que las 10 plagas que
azotaron a Egipto en épocas inmemoriales; damos fehaciente crédito a esta
última acepción.
En el agiotísta vaivén de
gobernantes criollos, a mi juicio, solo 5 mandatarios han llenado las
espectativas de las clases populares: Mon Cáceres, Horacio Vásquez, Juan Bosch,
Antonio Guzmán y Danilo Medina; quizás
sea prematuro situar a Danilo en este excelso curul pero, con las credenciales
de civismo que este sanjuanero presentó el recién pasado 27 de febrero del
2013, es un aval que lo sitúa entre los defensores de los intereses del hijo de
MACHEPA. Por sobre todas las cosas que se pueda emitir acerca de lo que
aconteció a partir del 25 de septiembre del 1963, el hombre de bien no desea vuelva
a ocurrir otro Golpe de Estado, pues el país retrocedería a los sistemas
despóticos y los logros alcanzados a costa de inmolaciones de sus hijos se
perderían, cual gloria lograda por Enriquillo en la majestuosa Sierra del
Baoruco. Lacayos del Tío Sam, fanáticos religiosos y los tumba polvo al
servicio de la oligarquía les cayeron encima y todos al unísono sentenciaban que
Bosch era comunista y que por lo tanto había que destronarle ¡Cuánta infamia es
tejida cuando lastimamos intereses políticos o religiosos! De volver a
sucederse hostilidades a las del 1963 y a las del 1965, al pueblo no le quedará
otra alternativa que no sea la de nueva vez empuñar las armas para que se erradique
de una vez por toda esta alimaña que no deja en paz la conciencia de un pueblo
que ha sido vilipendiado por los que creen ser los dueños de este terruño y…
del mundo?
La tenebrosa experiencia que
tiene el dominicano después de aquellos exasperantes momentos del 25 de septiembre
y de los del 24 de abril, son dos
ignominiosos conocimientos que alberga en su interior y que por lo tanto jamás
permitirá vuelvan a ocurrir otros hechos tan denigrantes que estremecieron la
conciencia de todos los habitantes de este sistema planetario.
El altruista sistema de gobierno
que Bosch quiso implementar en los predios de Duarte, éste no estaba apto para
una sociedad aclimatada a regímenes despóticos y, aunque esto suene a una
ironía de mi parte, en ese tenor este medio no se adaptaba a las directrices de
Don Juan que trató de enarbolar costumbres suecas o de otro estilo de países de
la Europa Central.
En esta andanada de adversidades
se debatía un pueblo entre los años de
1963-1965, esta anarquía duró en el suelo de Passicá y de Luperón la friolera
de 26 meses y todavía la estabilidad social es un mito en este otrora edén
afroantillano.
Consultado con algunos
combatientes de abril del 1965, éstos ponderan que la revolución concluyó el 3
de diciembre del 1965. ¡PATRIA O MUERTE!
Este es el slogan que siempre le
insertará inefables potencias a la psíquis del hombre que lucha por un
bienestar colectivo de los medios oprimidos por otroras tiranos, y que sus
infortunados discípulos pretenten perpetuar.
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