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26 de abril de 2013

Retrató el proceso de enfermedad en esposa


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Cinco meses después de casarse, a Jennifer le diagnosticaron cáncer de mama. Su esposo, Ángelo Merendino, la fotografió durante años y armó una conmovedora serie de imágenes que capturan su coraje y valentía.
“La batalla que no elegimos. La lucha de mi esposa con cáncer de mama” es una serie fotográfica en la que Angelo Merendino retrató a Jennifer, su mujer, desde que le dieron el diagnóstico de la enfermedad hasta su muerte, cuatro años después.
En su sitio web, My Wife’s Fight With Breast Cancer, el fotógrafo explica que lo que busca con estas imágenes es humanizar el rostro del cáncer en la cara de su esposa: “Mis fotografías muestran la vida cotidiana. Muestran el desafío, la dificultad, el miedo, la tristeza y la soledad a la que nos enfrentamos, a la que Jennifer se enfrentó mientras luchaba con esta enfermedad. Lo más importante de todo es que muestran nuestro amor. Estas fotografías no nos definen, sino que somos nosotros”.
Allí, Angelo narra su historia de amor eterno y dice que supo que era “la elegida”, “la única”, desde el primer momento que la vio. Poco tiempo después, viajó a Nueva York –donde ella había empezado a trabajar- y le confesó su amor, que fue correspondido. Seis meses más tarde, le propuso matrimonio y se instaló en esa ciudad, con ella. Se casaron casi un año después, el 1° de septiembre de 2007, en el Central Park, rodeados por sus familias y amigos.
Cinco meses después, a Jennifer le diagnosticaron cáncer de mama. “Recuerdo el momento exacto... La voz de Jen y la sensación de entumecimiento que me envolvió. Ese sentimiento nunca se fue. Tampoco olvidaré nunca la manera en que nos miramos a los ojos y nos tomamos de las manos. ‘Estamos juntos, vamos a estar bien’”, cuenta Angelo en su sitio web y también en su página en Facebook y en Twitter.
A partir de ese momento, se multiplicaron los médicos, los tratamientos, los dolores. Y, como cuenta el fotógrafo, las palabras se hicieron menos importantes. “Una noche Jen acababa de ser admitida en el hospital, el dolor estaba fuera de control. Me agarró del brazo, con los ojos llorosos: ‘Tenés que mirarme a los ojos, es la única manera en que pueda manejar este dolor’. Nos amamos con cada pedacito de nuestras almas”.
Estas imágenes iban a quedar en el ámbito privado y familiar de la pareja. Sin embargo, poco antes de su muerte, fue la propia Jen quien le dijo a su esposo que mostrara las fotos. “El cáncer está en las noticias a diario y, tal vez, estas fotos puedan hacer que la próxima vez que alguien le pregunte a un paciente con cáncer cómo está, más allá de escuchar la respuesta, va a entenderlo con mayor conocimiento, empatía, comprensión y sincera y cariñosa preocupación”, reflexiona Merendino.
Jennifer murió el 22 de diciembre de 2011. El amor que ella dio -y recibió- sigue fluyendo.

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