Se han dado avances significativos en la cercanía, el respeto y la capacitación de los policías. Se ha logrado bajar la agresividad, sobre todo la que utilizaban en las protestas.
Pero, todavía persiste la idea de que dado su bajo sueldo ellos sobornan y promueven el “macuteo”. Muchos están convencidos de que con dinero el policía arregla todo, aunque se haya violado la ley.
Existen quejas de que la Policía actúa con lentitud cuando se le llama, lo que crea una sensación de abandono y desamparo.
Esto se evidencia cuando el párroco encargado del centro Vocacional ubicado en Licey al medio, fue a denunciar al cuartel municipal el robo de la planta eléctrica de este centro y los agentes policiales no mostraron mucho interés en tratar de resolver este asunto, al punto de que cuando el párroco volvió a preguntar como iban las investigaciones, ni siquiera avía un registro de la querella que este avía echo anteriormente.
Hacemos un llamado a los agentes policiales de Licey al Medio, para que se pongan los pantalones ya que buenos o malos ellos son quienes deben proteger a la población y no permitir que esta agravada delincuencia continue haciendo de nuestro municipio uno de sus lugares preferidos para los delincuentes cometer sus fechorías.
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