Lo que nos dice la Iglesia dominicana.
"El pueblo dominicano desea un debate de altura, mutuamente respetuoso, centrado no en la descalificación y ataques mutuo, sino en la visión de la problemática nacional y en soluciones concretas que cada uno le daría. Lo que interesa es saber el programa de cada candidato: qué va a hacer, cómo, con qué recursos y en qué plazos. no tiene sentido en estos momentos que sea una campaña cara y derrochadora. Todo el mundo desea que sea austera y serna y sin graves alteraciones del orden. Es hora de dar muestra de que somos un pueblo maduro: ciudadanos partidos y candidatos. Porque quien auténticamente determina la permanencia o sustitución en el poder es el soberano pueblo dominicano en elecciones libres y limpias. Por ello, creemos que el duro enfrentamiento en el que están metidos nuestros partidos mayoritarios a nada bueno puede conducir. El daño que está produciendo no se limita al quehacer político, sino que afecta a la educación en valores, a la economía y a la vida social.
Deseamos ardientemente que se imponga la cordura sobre la insensatez, la concordia sobre la discordia, la temperancia sobre la intolerancia, el dialogo sobre el altercado,la patria sobre el partido. Porque clama al cielo la cuantiosa suma de dinero que se derrocha en propagandas y caravanas, cuando existen tantas urgencias prioritarias por resolver en el país, tantos proyectos por realizar n la educación, en la seguridad social, en los hospitales y escuelas, en recintos carcelarios dignos y dignificantes, en viviendas decorosas y en fin, en la definitiva solución del problema energético.
Algo bochornoso en todo esto es la clara y mutua acusación de corrupción, imperante entre los políticos, que afecta directamente a los mismos pobres, cuando se desvían los recursos que han de destinarse para el desarrollo humano y social de todos los dominicanos. Llamamos la atención sobre el fenómeno de la corrupción generalizada y su impunidad, fruto de la inversión de valores en la sociedad de hoy, la cual socava la democracia y el estado de derecho, da pie a violaciones de los derechos humanos, distorsiona los mercados, menoscaba la calidad de vida y permite el florecimiento de la delincuencia organizada, el deterioro y otras amenazas a la seguridad humana.
Pbro. Juan Aridio Luzón
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