SANTO DOMINGO. Después de los políticos, no hay cosa más desacreditada en este país que el plátano verde. Se le acusa, ni más ni menos, de ser en parte responsable del sub-desarrollo endémico de buena parte de esta isla. Que si tapona el cerebro e impide que llegue la inteligencia, razona uno; que si la hartura que produce "amema", dice otro. Y hay quien afirma que si los niños americanos hablan inglés desde "chiquiticos" es porque le dan "conflé" de desayuno y no "mangú"....
Falacias, queridos lectores, falacias. En esta entrega demostraremos que hay vitamina y mucha, detrás de la cáscara y que si a pesar de los esfuerzos por acabarnos, hemos llegado donde estamos gracias a sus bondades alimenticias, sabor y versatilidad. Amén de que siempre aparece y que los compramos aunque sean "rabizas".
Sus orígenes:
Los plátanos y los bananos son originarios de Asia. Cuenta la historia que cuando Alejandro Magno llegó a la India se sorprendió con su delicioso sabor y los llevó a Grecia. Corría el año 327 AC. Pero su difusión por el mundo se debe a los navegantes árabes quienes sembraron la semilla de plátano y banano en las costas de Africa Oriental. Aunque los conquistadores portugueses introdujeron su cultivo en el Nuevo Mundo en 1516, los esclavos africanos fueron los responsables de naturalizarlo en las cocinas del continente, principalmente en el Caribe, Centroamérica y las costas del Pacífico y del Atlántico.
Para bien o para mal, el plátano se encuentra entre las frutas más consumidas y saboreadas en todo el mundo. Plátanos y bananos solo crecen en climas templados y su producción anual estimada es de doce millones de toneladas. Diez de éstas provienen de América Latina.
Cuestión de Familia
El banano (Musa cavendish y M. Sapientum) y el plátano (Musa paradisiaca) son dos variedades de una misma fruta: el plátano, planta de hojas largas de la familia de las musáceas. Cada región tiene variedades propias y allí donde se cultive y consume puede tener incluso diferentes nombres: En algunos países se usa el término plátano para referirse indistintamente al banano como al plátano verde, al que se le agrega el adjetivo "macho". Tal es el caso de México, algunos países centroamericanos y España. En el Caribe llamamos "guineo" al banano y en Venezuela le llaman "cambur". En nuestro país llamamos "fritos" o tostones, lo que en Puerto Rico disfrutan como "patacón". Y eso, que todos hablamos castellano!
La diferencia principal entre el guineo o banano y el plátano verde es que el primero tiene más azúcar y menos almidón; mientras que el segundo tiene más almidón que azúcar y tiene que consumirse cocido. El sabor dependerá de su grado de madurez: cuanto más maduro, más dulce. En cuanto al guineo, se consume mayormente crudo, aunque puede hornearse o freirse en diferentes elaboraciones. En la India, por ejemplo, el guineo se utiliza en la elaboración de platos salados.
El guineo es un buen alimento para el crecimiento: nutritivo, energético y rico en vitaminas A, C y K, en glúcidos y en potasio, entre otros minerales. El plátano verde es más energético que el anterior (unas 285 Kcalorías por cada 100 gramos) y es un alimento para deportistas.
Conservación
Aunque parezca redundante en este país de plataneros, puede que alguien desconozca que para que los plátanos y los guineos maduren naturalmente se deben guardar a temperatura ambiente. Para retrasar el proceso, envuelva en papel periódico y consérvelos en nevera. Es posible pelar y cortar los plátanos y conservar congelados; hay quienes le dan incluso su primera "pasada" y los guardan para ganar tiempo.
Sean fritos, hervidos, cortados en rueditas, hechos mangú (un dominicano jamás le llamará puré), en mofongo y acompañando casi cualquier cosa que se nos ocurra, el dominicano es fiel a su plátano y lo busca y saborea donde quiera que se mueva
Y para los que creen que el plátano embrutece, aquí les va esta: en la India, a la llegada de Alejandro Magno, a los plátanos se les conocía como "fruta de los sabios", porque los brahamanes hindúes acostumbraban meditar bajo sus placenteras sombras...Y ahora?
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