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14 de abril de 2012

Los chichos aumentan con el amor

Mi vida, ¿una cherry en el heladito?... Cariño, te preparé una cena deliciosa con vinito y después a ver películas... Amor, chocolatitos para endulzarnos la vida. ¡Ummm, qué rico!

El reloj sigue su paso imparable. Las parejas se apapuchan y comen rico. Se juran amor eterno entre pasta, arroz, cervezas y dulces. Y así, entre cariñito y cariñito, los chichos de grasa van aflorando. Jum, es casi como causa y efecto.

Al final, el amor y las libras se toman de la mano.

Todos lo saben, muchas parejas lo han experimentado. Es más, cuántos no se han sentido identificados con esta frase: ¡Cómo has cambiado desde que estás enamorá (o)!

A que muchos, ¿verdad?

La relación entre el amor y la gordura, una fusión que ocurre en la zona confortable de una pareja, es tan real que se comprobó de forma empírica.

Se trata de un estudio realizado por la Universidad de Queensland, en Australia, que concluyó que cuando una persona asume un compromiso estable de pareja, engorda entre 13 y 15 libras.

Las razones para dicha transformación pueden ser varias, según expertos consultados por Primera Hora. Pero, en general, el estudio las resume: continuas salidas a restaurantes, un estilo de vida sedentario, consumo de más calorías de las necesarias y la famosa zona de confort que alcanzas cuando te sientes seguro en tu relación. Claro, no podemos obviar que contribuye el alivio emocional que produce el no tener sobre sí la presión de conseguir una pareja.

La nutricionista Ada Laureano definió dos componentes que pueden llevar a una persona a aumentar de peso cuando se siente estable en una relación de pareja. Una de ellas, dijo, está probada y otra es, hasta cierto punto, especulativa.

El hecho de las salidas y cambios en el patrón de alimentación, sin duda, pueden ser factores que llevan a muchos a echar unas libras de más, pero lo que sí está establecido que contribuye al aumento de peso es el elemento hormonal.

La profesora de la Universidad del Turabo explicó que los humanos producimos unas hormonas llamadas catecolaminas, cuyos niveles se reducen gradualmente cuando se deja de hacer ejercicios.

Esta disminución hormonal, a su vez, provoca una merma en los niveles de satisfacción que termina siendo compensada con el consumo de comida. “Cuando la gente no hace ejercicio, que sucede cuando te casas, los niveles de la hormona bajan, los niveles de satisfacción son menores y la persona siente la necesidad de placer y lo hace comiendo”, detalló.

Hay otros estudios que no le atribuyen el cambio de peso necesariamente al amor, sino al paso de los años. Aunque, si estás casado, engordarás un poquito más.

Un estudio de la Universidad de Chapel Hill, en Carolina del Norte, reflejó que las mujeres aumentan unas 15 libras y los hombres 24. Pero si están casadas, ellas suben 24 y ellos 29 libras.

Ojo con la comodidad

Al psicólogo Andrés Colberg le es plausible la explicación de que estar en una zona de comodidad provoca cambios en la apariencia física de una persona enamorada.

Advirtió, sin embargo, que esa comodidad puede ser letal para cualquier relación de pareja. “Es como el arsénico; en pequeñas gotas puede ser un gran antibiótico, pero en grandes cantidades te mata”, expresó el experto.

Cierta dosis de comodidad es imprescindible en toda relación, pues la pareja siente que tiene metas e intereses en común, lo que les provee estabilidad. Sin embargo, exceder la dosis, no sólo es perjudicial para la salud física de la persona, sino para el idilio. “Más allá de lo justo y necesario, puede convertirse en algo tedioso”, agregó.

Estar en esa zona puede llevar a la persona a descuidar su imagen física ante la aparente seguridad de que esa persona estará ahí para toda la vida. “Las personas deben estar actualizando la utilidad de permanecer con su pareja porque el amor hay que aterrizarlo en actos concretos”, señaló.

Para el psicólogo Carlos Sosa, el estudio no es un reflejo de la realidad social de Puerto Rico. Aquí, dijo, le damos más importancia a lo que es la imagen física, por lo que, a su entender, no son muchas las parejas que caen en el aumento de peso.

“Puede ser que cuando ya no exista el temor y se sientan completamente seguros puede llegar una etapa en donde coman más y puedan engordar, pero no creo que sea un comportamiento típico entre los puertorriqueños”, apuntó.

Sin embargo, reconoció que el patrón destacado por el estudio puede darse en la etapa del matrimonio cuando llegan los hijos, los compromisos económicos y las prioridades cambian para la pareja.

“Se desbordan más a la economía y se descuidan en muchos aspectos o se compensan con la comida y el tipo de alimentos que consumen. El confort puede llevar a una persona a engordar”, apuntó.

La realidad es que esto no tiene por qué pasarte a ti y a tu pareja. Para evitar caer en la trampa mortal, intenten mantener una rutina de ejercicios que puedan realizar juntos.

A la hora de comer fuera, compartan platos o seleccionen aquellos que sean bajos en grasas. Eviten salidas tarde en la noche y opten por actividades al aire libre en donde ejerciten la mente y el espíritu, piezas claves para mantener esa chispa que no te llevará a satisfacerte con comida, sino con el puro amor de tu pareja.

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