Los sustantivos son las palabras que ‘denotan entidades materiales o inmateriales, de toda naturaleza y condición: personas, animales, cosas reales o imaginarias, grupos, acciones, cualidades, sucesos’ y se clasifican en comunes y propios. Los primeros permiten clasificar o categorizar las personas, los animales o las cosas con ciertos rasgos comunes que los distinguen; mientras que los propios, identifican a un ser entre los demás sin informar sus rasgos o propiedades constitutivas y poseen capacidad referidora (Nueva gramática de la lengua española. Manual, 2010: 209).
Por ejemplo, en el Diccionario de la Lengua Española (2001), la palabra ‘dios’ (del latín deus), se identifica como un sustantivo con dos acepciones, la primera de ellas refiere al nombre masculino con el que se designa al ‘ser supremo que en las religiones monoteístas es considerado hacedor del universo’; y con la otra nos referimos a la ‘deidad a que dan o han dado culto diversas religiones’.
Si se atiende al primer significado, tenemos un sustantivo propio, pues designa a un ser con características especiales, además no tiene carga morfológica de género femenino; por lo tanto, ha de escribirse siempre con mayúsculas: Dios (Ortografía de la lengua española, 2010: 472). Del mismo modo, son nombres propios los que designan las divinidades y figuras religiosas: Alá, Apolo, Buda, Cristo, etc.
Con la segunda acepción, dios categoriza a los seres adorados por varias culturas como seres supremos; así pues, es un sustantivo común y puede presentar una variación de género femenino (diosa); por tanto, se escribirá siempre con minúscula. Por ejemplo: “Los incas adoraron al dios Sol o Inti”.
Por ejemplo, en el Diccionario de la Lengua Española (2001), la palabra ‘dios’ (del latín deus), se identifica como un sustantivo con dos acepciones, la primera de ellas refiere al nombre masculino con el que se designa al ‘ser supremo que en las religiones monoteístas es considerado hacedor del universo’; y con la otra nos referimos a la ‘deidad a que dan o han dado culto diversas religiones’.
Si se atiende al primer significado, tenemos un sustantivo propio, pues designa a un ser con características especiales, además no tiene carga morfológica de género femenino; por lo tanto, ha de escribirse siempre con mayúsculas: Dios (Ortografía de la lengua española, 2010: 472). Del mismo modo, son nombres propios los que designan las divinidades y figuras religiosas: Alá, Apolo, Buda, Cristo, etc.
Con la segunda acepción, dios categoriza a los seres adorados por varias culturas como seres supremos; así pues, es un sustantivo común y puede presentar una variación de género femenino (diosa); por tanto, se escribirá siempre con minúscula. Por ejemplo: “Los incas adoraron al dios Sol o Inti”.
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