Por Félix Jacinto Bretón
El reloj estaba a punto de marcar las 4:00 de la madrugada cuando ya mi teléfono celular estaba sonando. Era mi amigo y hermano Humberto Triunfel, por demás sindico de Licey al Medio, que me despertaba para recordarme que estuviera temprano en su casa. Era domingo 24 de enero de este 2010.
Cuando timbró mi aparato estaría como en el decimonoveno sueño por lo que me espanté y abrí los ojos sorprendido. Le sucede a todo el que se despierta de repente. ¿Estas durmiendo todavía? Me preguntó mi amigo ¡pues levántese, cuélese un cafecito, cámbiese y eche para acá, que ya salieron a recoger a los demás”.
A las 4 y 40, más o menos, ya estaba en la casa de Triunfel. Tras una espera de unos minutos llegó la guagua que había salido a buscar a los otros amigos. Eran aproximadamente las 5:00 AM. A esa hora dábamos inicio a lo que seria un furtivo viaje a Higuey, que está a más de 300 kilómetros de distancia de Licey.
El síndico del municipio, repito mi amigo y mi hermano Humberto Triunfel, y el licenciado Franco Ventura Coronado, uno de los jefes del Instituto Superior Docente Salomé Ureña, recinto Luís Napoleón Núñez Molina, comandaban el grupo.
Aparte de ellos, y por supuesto del autor de esta Trinchera, en el autobús también ocupaban asientos el profesor Rafael Arias, síndico de Las Palomas; Rafael Castillo, profesor y concejal de Licey al Medio, y Domingo Castillo, Secretario de la Junta de Las Palomas que, por coincidencias, también es maestro de escuela.
El autobús era conducido por el experto chofer Juan, un viejo amigo con quien compartimos aulas en quinto y sexto curso de la primaria en la escuela de Licey cuando Margarita, Minerva, Kaki, Doña Mariana, Peñaló, Pedro Reyes y otros que se me escapan, daban clases. Uffff, eso no fue ayer.
Pero no solo íbamos en el vehiculo los que he mencionado, pues también nos acompañaban esposas y familiares de estos y algunos jóvenes, además de Pedrito Osoria. El tiene que ver con los muertos, pues es el encargado del Cementerio de Licey, pero su misión parece ser otra: hacer reír a los vivos.
Desde que salimos hasta que regresamos eso fue “cuentos y más cuentos”. Pedrito tiene gracia y espontaneidad para decir las cosas y eso provoca que uno estalle de la risa ante sus ocurrencias. No son chistes, son historias verdaderas que él las cuentas con sarcasmo y mucha chispa. A todos nos faltaron tripas para reírnos. A mí, particularmente, hasta las lágrimas se me salieron.
Pero bien, el trayecto de ida fue sin problemas. Con algunas paradas breves en el camino, para hacer algunas necesidades en algunos casos, y para comprar alguna picadera, en otros, Juan avanzó rápido. Tanto, que a las 10 y 5 de la mañana ya estábamos frente a la Basílica de La Altagracia que es una verdadera obra de arte, toda una joya arquitectónica.
Llegamos en el momento justo porque apenas había iniciado la misa correspondiente a esa hora. Todos se dirigieron presurosos al interior de la Basílica. Luego de la misa, Triunfel, Pedrito y este servidor quisieron subir a “tocar a la Virgen ”, una tradición para el que visita el lugar. Quise subir para pedirle que intercediera por Haití. Entramos, sin embargo, por la puerta equivocada. Cuando nos indicaron por donde era la cosa, había una fila tan larga que desistimos en el acto. “Tatica, será en otra oportunidad que te tocaremos”, dijo Pedro en referencia a la virgen de La Altagracia. No hubo más que echarse reirse ante la expresión.
Minutos después de la misa nos reunimos todos y, tras un “recorrido” que abarcó un par de calles ¡ustedes no lo van a creer! ya estábamos enfilando hacia el Cibao. Fue una excursión “de ida por la vuelta”, como quien dice. El viaje de regreso fue también sin inconvenientes. Franco Ventura, Rafael Arias, Domingo Castillo y este servidor se envolvieron en una discusión sobre la Cuba ¡No podía quedarse este tema donde este yo! ¿Verdad?
Bueno, pero también hablamos sobre las diferencias “del cielo a la tierra” que hay entre una región y otra, es decir entre el Cibao o el Norte, y el Este. Si sobre Cuba no pude ponerme de acuerdo con Arias y Franco, si en cuanto a que nuestra zona cibaeña ha sido bendecida por Dios. Las bondades del Cibao son notorias ante cualquier otra región. En el Este, por ejemplo, se aprecian extensas llanuras desoladas donde es raro ver una mata de plátanos o de yuca, una siembra de batata, guandules, aguacate, etc. Aquí hay una producción que da para abastecer al país. Aunque claro, no quiero menospreciar al Este ni a ninguna otra región. Cada una tiene sus particularidades. Pero reafirmo que aquí en el Cibao es que está Dios aunque la Basílica ¡esté en Higuey! ¡Seguimos en combate!
dios pero que promocion la del liceo mersedes pena matutino esoes lo que se yama una promocion felicito atodo lo que partisiparon en ella att.. papa dinero
ResponderBorrarfelicidades alos muchachos de cuarto y un saludo a papa dinero por la promocion del liceo matutino
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