Las aguas del río Sanate corren frescas y transparentes. Un trozo de palo seco las atraviesa, y toca fondo. El petróleo no se hace esperar: brota al instante y se integra a la corriente para convertirse en una mancha aceitosa que despide un particular olor a combustible.
Cuando el regidor José Amable Cordones retira el palo, la emanación se detiene, y el entorno vuelve a ser completamente natural. Fuera del río aparecen árboles de javilla, guayabas, hierbas diversas y una vaca que se mueve en la distancia. Leer Mas
Cuando el regidor José Amable Cordones retira el palo, la emanación se detiene, y el entorno vuelve a ser completamente natural. Fuera del río aparecen árboles de javilla, guayabas, hierbas diversas y una vaca que se mueve en la distancia. Leer Mas
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