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14 de diciembre de 2009

Seguimos haciendo trueque de “Oro por espejitos”

POr Juan Tomás Taveras
El 18 de abril del 2009 en la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, el presidente Óscar Arias, planteo en su discurso una propuesta con datos históricos en los cuales debemos reflexionar, pues de acuerdo al enfoque que nos presenta toda América Latina ha tenido oportunidades para desarrollarse, desde mi óptica el único impedimento ha sido la falta de responsabilidad, mejor dicho de voluntad y disposición de los gobernantes, por otro lado la tolerancia y la sumisión de los habitantes de cada país.

Recomendamos el siguiente escrito como un valioso aporte al desarrollo de opiniones y la posibilidad de deliberación por los apreciados lectores que siguen nuestros escritos. Resaltando el hecho de ser un análisis tributado por un presidente que ha marcado la diferencia, lo que lo hace más interesante, esperamos sea de su aprecio y valoración, citamos:


“Tengo la impresión de que cada vez que los países caribeños y latinoamericanos se reúnen con el presidente de los Estados Unidos de Norte América, es para pedirle cosas o para reclamarle cosas. Casi siempre, es para culpar a Estados Unidos de nuestros males pasados, presentes y futuros. No creo que eso sea del todo justo.

No podemos olvidar que América Latina tuvo universidades antes de que Estados Unidos creara Harvard y William & Mary, que son las primeras universidades de ese país. No podemos olvidar que en este continente, como en el mundo entero, por lo menos hasta 1750 todos los americanos eran más o menos iguales: todos eran pobres.

Cuando aparece la Revolución Industrial en Inglaterra, otros países se montan en ese vagón: Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda… y así la Revolución Industrial pasó por América Latina como un cometa, y no nos dimos cuenta. Ciertamente perdimos la oportunidad.

También hay una diferencia muy grande. Leyendo la historia de América Latina, comparada con la historia de Estados Unidos, uno comprende que Latinoamérica no tuvo un John Winthrop español, ni portugués, que viniera con la Biblia en su mano dispuesto a construir “una Ciudad sobre una Colina”, una ciudad que brillara, como fue la pretensión de los peregrinos que llegaron a Estados Unidos.

Hace 50 años, México era más rico que Portugal. En 1950, un país como Brasil tenía un ingreso per cápita más elevado que el de Corea del Sur. Hace 60 años, Honduras tenía más riqueza per cápita que Singapur, y hoy Singapur –en cuestión de 35 ó 40 años– es un país con $40.000 de ingreso anual por habitante. Bueno, algo hicimos mal los latinoamericanos.



¿Qué hicimos mal? No puedo enumerar todas las cosas que hemos hecho mal. Para comenzar, tenemos una escolaridad de 7 años. Esa es la escolaridad promedio de América Latina y no es el caso de la mayoría de los países asiáticos. Ciertamente no es el caso de países como Estados Unidos y Canadá, con la mejor educación del mundo, similar a la de los europeos. De cada 10 estudiantes que ingresan a la secundaria en América Latina, en algunos países solo uno termina esa secundaria. Hay países que tienen una mortalidad infantil de 50 niños por cada mil, cuando el promedio en los países asiáticos más avanzados es de 8, 9 ó 10.



Nosotros tenemos países donde la carga tributaria es del 12% del producto interno bruto, y no es responsabilidad de nadie, excepto la nuestra, que no le cobremos dinero a la gente más rica de nuestros países. Nadie tiene la culpa de eso, excepto nosotros mismos.

En 1950, cada ciudadano norteamericano era cuatro veces más rico que un ciudadano latinoamericano. Hoy en día, un ciudadano norteamericano es 10, 15 ó 20 veces más rico que un latinoamericano.



Eso no es culpa de Estados Unidos, es culpa nuestra.



En mi intervención de esta mañana, me referí a un hecho que para mí es grotesco, y que lo único que muestra es que el sistema de valores del siglo XX, que parece ser el que estamos poniendo en práctica también en el siglo XXI, es un sistema de valores equivocado.



Porque no puede ser que el mundo rico dedique 100.000 millones de dólares para aliviar la pobreza del 80% de la población del mundo –en un planeta que tiene 2.500 millones de seres humanos con un ingreso de $2 por día– y que gaste 13 veces más ($1.300.000. 000.000) en armas y soldados.



Como lo dije esta mañana, no puede ser que América Latina se gaste $50.000 millones en armas y soldados. Yo me pregunto: ¿quién es el enemigo nuestro? El enemigo nuestro, presidente Correa, de esa desigualdad que usted apunta con mucha razón, es la falta de educación; es el analfabetismo; es que no gastamos en la salud de nuestro pueblo; que no creamos la infraestructura necesaria, los caminos, las carreteras, los puertos, los aeropuertos; que no estamos dedicando los recursos necesarios para detener la degradación del medio ambiente; es la desigualdad que tenemos, que realmente nos avergüenza; es producto, entre muchas cosas, por supuesto, de que no estamos educando a nuestros hijos y a nuestras hijas.

Uno va a una universidad latinoamericana y todavía parece que estamos en los sesenta, setenta u ochenta.



Parece que se nos olvidó que el 9 de noviembre de 1989 pasó algo muy importante, al caer el Muro de Berlín, y que el mundo cambió. Tenemos que aceptar que este es un mundo distinto, y en eso francamente pienso que todos los académicos, que toda la gente de pensamiento, que todos los economistas, que todos los historiadores, casi que coinciden en que el siglo XXI es el siglo de los asiáticos, no de los latinoamericanos. Y yo, lamentablemente, coincido con ellos.



Porque mientras nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías, seguimos discutiendo sobre todos los “ismos” (¿cuál es el mejor? capitalismo, socialismo, comunismo, liberalismo, neoliberalismo, socialcristianismo...), los asiáticos encontraron un “ismo” muy realista para el siglo XXI y el final del siglo XX, que es el pragmatismo. Para solo citar un ejemplo, recordemos que cuando Deng Xiaoping visitó Singapur y Corea del Sur, después de haberse dado cuenta de que sus propios vecinos se estaban enriqueciendo de una manera muy acelerada, regresó a Pekín y dijo a los viejos camaradas maoístas que lo habían acompañado en la Larga Marcha:



“Bueno, la verdad, queridos camaradas, es que a mí no me importa si el gato es blanco o negro, lo único que me interesa es que cace ratones”. Y si hubiera estado vivo Mao, se hubiera muerto de nuevo cuando dijo que “la verdad es que enriquecerse es glorioso”. Y mientras los chinos hacen esto, y desde el 79 a hoy crecen a un 11%, 12% o 13%, y han sacado a 300 millones de habitantes de la pobreza, nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías que tuvimos que haber enterrado hace mucho tiempo atrás. La buena noticia es que esto lo logró Deng Xioping cuando tenía 74 años.

Viendo alrededor, queridos Presidentes, no veo a nadie que esté cerca de los 74 años. Por eso solo les pido que no esperemos a cumplirlos para hacer los cambios que tenemos que hacer.

Muchas gracias.”

Hemos querido reconocer este valioso discurso el cual comparto en todas sus partes y entendemos que no hay excusas para dejar de hacer lo que se debe hacer desde la cúpula del Estado, es tiempo de decidir “un basta ya”, y exigir a los dirigentes políticos de la administración pública que el pueblo dominicano es merecedor de un mejor destino, de una mejor calidad de vida, de una democracia más participativa, que pueda equilibrar la economía y la distribución de las riquezas con equidad.

Cuando escuchaba la promoción turística de nuestro país “República Dominicana inagotable”, no lo entendía, hoy después de tantos maltratos y sufrimiento por la impotencia, he llegado a comprender que puede ser cierto este slogan publicitario, pues desde la colonización hace más de 500 años por los europeos, hemos sido víctimas del saqueo, el robo, las violaciones, los abusos, los engaños y aun seguimos siendo una tierra con grandes riquezas naturales.

No tengo explicación para ello, pero parecería ser que somos una tierra bendecida o privilegiada. Por otra parte sobresale el hecho de que aun continuamos cambiando oro por espejitos, lo que para aquella época de la colonización pudiera ser entendible, pero hoy, en la era de la información o el conocimiento, donde el mundo se ha convertido en una aldea global a través de la información y las nuevas tecnologías, me es difícil entender.

Digo esto, por los tantos acuerdos o contratos leoninos en perjuicio del país realizados por los funcionarios públicos y privados, en los que se deja de lado el interés de los recursos públicos que pertenecen al pueblo dominicano y solo ven las jugosas comisiones que se distribuyen a los gestores de estos contratos, y que tienen el aval o el visto bueno de nuestros gobernantes y congresistas, quienes son los principales responsables de casos como el de la Cementera, la Barry Gold en Cotuí y muchos otros realizados en las demás regiones del país, el de La Mansión en San José de las Matas, de la privatización de las playas, de los contratos eléctricos, del teatro Agua y luz, de los prestamos de la Sun Land, de la policía para la compra de los Ford Focus y otra tecnologías que nunca llegaron y que no se menciona, y tantos más que se les han ocultado al pueblo, pero que en el futuro todos tendremos que pagar y de seguro lo tendrán que hacer aquellos ciudadanos que no tienen responsabilidad ni han recibidos beneficios, lo que demuestra que seguimos estancados en los tiempos de las colonias con el agravante de que esta vez todos estamos conscientes.

¿Entienden ustedes apreciados lectores que están poniendo su granito de arena en la defensa de los intereses de la colectividad?

Defender los recursos naturales, es garantizar nuestra existencia, proteger el medio ambiente y las riquezas del pueblo dominicano en general, es una responsabilidad de todos, es tiempo de cohesionarnos para rescatar el patriotismo, el civismo, los valores familiares, los principios éticos y morales en nuestro desenvolvimiento cotidiano.

Si es posible tener un país, un Estado más avanzado y que este también sea el siglo de los dominicanos no solo de los asiáticos, pues solo basta analizar y estudiar las experiencias de países como Singapur, Taiwán, Corea del Sur, la misma Costa Rica y otros tantos ejemplos más, que hacen menos de 40 años eran tan atrasados, pobres y con menos recursos naturales que nuestra República Dominicana. Las propuestas y proyectos están ahí, todos las conocen, solo falta ejecutarlas. Provoquemos todos cohesionados dicha gestión con pragmatismo.

1 comentario:

  1. K buen pensar tiene ahora EL GENERAL, y yo me pregunto xk no se dio cuenta de estos males k tiene el pueblo dominicano antes, antes cuando era de los cuerpos castrenses, los mismos k reprimen a nuestros pueblos, los mismos k tapan e ocultan a los labrones de los gobiernos.

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