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“Yo estaba muy tranquilo aguantando (la Constitución anterior le prohibía reelelegirse), cogiendo leña, tranquilo, como Danilo, en mi finca de San Cristóbal, haciendo lo que a mi me gusta que es sembrar, diferentes variedades de mangos, yo estaba tranquilito en San Cristóbal, pero firmaron el acuerdo de las corbatas azules, no sé para qué lo firmó el presidente de mi partido... entonces, el tigueraje mio, al abrirseme la oportunidad, nos colamos de nuevo y ahí comenzó de nuevo el suplicio de Doña Rosa (Gómez de Mejía)”.
Y la otra razón de peso para que dejara su tranquilidad (ahora trabaja en la campaña 16 horas diarias), es que el PRD estaba perdiendo su esencia social demócrata, a su entender.
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