Manny Pacquiao se comporta como si fuese algo personal, pero luego alega que no lo es. Simplemente se trata de otra noche en el cuadrilátero, otro combate para aumentar su leyenda y llevarse otros 25 millones de dólares de vuelta a Filipinas.
No es así de sencillo para Juan Manuel Márquez. El mexicano está seguro de que ganó sus dos peleas anteriores contra el filipino, y hoy sábado subirá al ring en busca de la revancha en la que será la noche más lucrativa de su carrera.
“Espero que los jueces anoten en sus tarjetas lo que ven, no como las otras dos peleas cuando no fueron imparciales”, dijo Márquez.
Los jueces podrían no ser necesarios en esta ocasión. Márquez ha ganado musculatura para llegar a la categoría welter e incrementar su poder en el cuadrilátero, y Pacquiao —que derribó a Márquez cuatro veces en sus dos peleas— tiene mucha más potencia que la última vez que se enfrentaron hace tres años.
Además, ambos púgiles lanzan golpes casi sin parar, otro ingrediente que hace pensar que la pelea podría terminar antes de los 12 asaltos.
“No estoy pensando en el nocaut”, dijo Pacquiao. “Si se da el nocaut, es sólo el premio a los sacrificios hechos durante el entrenamiento”. Pacquiao vuelve al cuadrilátero por primera vez desde que apabulló a Shane Mosley en mayo y se enfrenta con un rival que conoce a la perfección y con el que ya intercambió golpes durante 24 asaltos en dos reyertas previas.
Unos asaltos que, para muchos observadores, ganó Márquez. Pero la primera pelea hace siete años fue en 125 libras (56,7 kilos) de peso. La segunda, hace cuatro años, fue a 130 libras (59 kilos).
Esta será por el peso welter (147 libras, 66,7 kilos), aunque será en un peso acordado de 144 libras (65,3 kilos).
Es un peso en el que Pacquiao se ha visto cómodo en los pasados años, pero Márquez no tuvo éxito la única ocasión que pasó las 140 libras (63,5 kilos) al caer ante Floyd Mayweather Jr.
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