Su nombre estaba tan dentro del corazón de los dominicanos, que él era el único Freddy del país.
Por eso, cuando falleció, hace un año, la pena fue unánime y se pobló de tristeza la patria.
Hoy, en este aniversario, desempolvamos este dolor para recordarlo; para hablar de su grandeza como humanista y como artista, como hombre de bien que supo presidir episodios estelares de la patria con un protagonismo ejemplar y una gallardía única.
El país supo reír con Freddy. Supo llorar con él. Muchas calamidades humanas encontraron en él la ayuda oportuna y pertinente.
Por eso, en el mausoleo de los grandes, en el panteón de la eternidad, yace por los siglos de los siglos su nombre.
Hoy, los corazones unidos de los niños que Freddy Beras Goico ayudó desde esa amorosa fundación o desde el Gordo de la Semana, laten para recordarle; laten con un marcapaso de eterna gratitud.
Proponemos que este día las comedias no tengan punto final y que se queden en un sinfín de sonrisas iluminando eternamente su rostro.
Porque todavía hoy, a un año de su partida, siguen cayendo lágrimas sobre su memoria y hasta la patria se estremece en el pabellón tricolor de esta pena.
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