Los “rebeldes” sirios, además de bombardear con saña los distritos cristianos de Damasco, dedican su tiempo de asueto a posar ante las cámaras de vídeo lanzando bravatas y destrozando imágenes religiosas cristianas.
Miles de cristianos huyen de las ciudades ocupadas por los “rebeldes”; dos obispos siguen desaparecidos; algunos sacerdotes han sido decapitados; las violaciones, degollinas y secuestros no tienen fin, pero los seguidores suníes del “Profeta” no quedan saciados con estos actos, puesto que a las masacres añaden el ultraje a los símbolos religiosos de sus víctimas.
En el último vídeo de la factoría “rebelde”, que es similar a otros muchos anteriores, aparece una vieja islámica de sexo masculino y de profesión imán con una imagen de la Virgen entre sus dátiles. El creyente, abundoso en liendres, cacarea que no hay más Dios que Alá, que Mahoma es su profeta, que en la tierra del islam sólo se adora lo que él diga y, finalmente, lanza contra el suelo la imagen de la que se habrá apoderado posiblemente irrumpiendo en una iglesia donde no es descartable que haya rebanado algún pescuezo de infiel.
El imán (gorda por arrobas) termina su “performance” mostrando una sonrisa de loca, al tiempo que espeta satisfecho: “Alá es grande”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario