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10 de junio de 2012



NUESTRA CULTURA POLITICA

La mejor profesión en la República Dominicana, para muchos desaprensivos, es la meterse a político, como dice el vulgo; lo que les reporta pingues dividendos  sólo comparables con los premios de una gran tómbola.

A es modalidad de enganche hay quienes la conceptúan como parte de la Democracia, lo mismo que confunden la libertad con el libertinaje y la politiquería con la política; considerada como un Arte y una Ciencia, indistintamente.

Los politiqueros que usan la actividad más noble y digna de los hombres, como sentenció nuestro patricio Juan Pablo Duarte, para escalar posiciones y lucrarse del bien común, carecen casi siempre de la preparación real para ocupar los cargos que, a la postre, se les asignan por su acentuado activismo; lo que lo hace distorsionar su papel social, por el desconocimiento de las funciones  llamadas a desempañar por las instituciones o en el cargo que podría ostentar.

Algo ha mejorado en el panorama con la creación del Ministerio de la Administración Pública, pero aún es largo el trecho por recorrer en ese sentido, pues entendemos que esta naciente institución lo que ha hecho hasta ahora es levantarse como un gigantesco puente por encima de los males que promueve el clientelismo, la compra de conciencia, la cultura del compadreo, del amiguismo y el nepotismo, los vicios y la truculencias del poder, el transfuguismo y la misma ineptitud de los incumbentes que resultan beneficiados en los dichosos sorteos de la estructura estatal.

Esa cultura genera, por su ineficacia y niveles de improvisación, el atraso y estancamiento del desarrollo institucional y económico del país, lo que recicla día a día la retroalimentación compulsiva de los trastornos sociales que se expresan en fuga de talentos y profesionales sin empleos, subutilización de los mismos, viajes en yolas, delincuencia, violencia, engañifas, informalidad laboral, especulación, robos, crímenes organizados, y todo tipo de deterioro social y cultural.

Esta es la respuesta al porqué histórico de las cosas en nuestro país. Consideramos que por el tipo de accionar político que practicamos deberíamos cambiarle el nombre a algunas de las instituciones que rigen los destinos de la Nación: Congreso, Ayuntamientos, Medios de Comunicación, Junta Central Electoral, entre otras.



Por Ignacio Guerrero

Democracia es el sistema político sustentado en la participación y representación de todos los segmentos de la sociedad en las instancias donde se toman las decisiones que emanan del poder.

Cuando se garantiza la libertad, la equidad, la igualdad y la justicia social se constituye un régimen democrático.

Todavía en República  Dominicana no puede hablarse en términos concretos de una real democracia, pero a partir del ajusticiamiento del tirano Trujillo, justo desde el año 1961, se ha avanzado un poco en la búsqueda de la justicia.

En nuestro país, aunque parezca extraño, existe una mezcla de democracia y aristocracia.

Existe democracia en el sentido de que se puede expresar el pensamiento e ideas sin temor a ser apresado, exiliado, asesinado o aislado de las sociedad.

Es un sistema aristócrata, porque es sostenido por una clase dominante privilegiada que gobierno tras gobierno ha disfrutado de los bienes y riquezas  de la nación, o sea, que los gobernantes han estado al servicio de los grupos de poder social y económicos.

Cuando las riquezas sean distribuidas con equidad, equilibrio y con justeza habrá una democracia real…

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